domingo, 22 de febrero de 2009

SE CONMEMORAN 75 AÑOS DE LA MUERTE DE SANDINO

Nicaragua conmemora los 75 años de la muerte del líder campesino Augusto César Sandino
En el inmortal febrero de los años bolivarianos nuestras luchas se encuentran profundamente unidas por espíritus libertarios; configurando innovadores caminos al paso de hombres libres. Es por ello, que es justo remembrar también los días de este mes hace 75 años, cuando quedó sembrado el padre de la Revolución nicaragüense: Augusto César Sandino. Para los que desdeñan de estos procesos revolucionarios, les decimos que no es mera coincidencia ni aquello del destino, son definitivamente los pueblos dirigiéndose hacia el sol de la libertad.
El presidente, Daniel Ortega, quien presidió este sábado un acto en conmemoración al 75 aniversario del asesinato del Héroe Nacional, Augusto César Sandino, manifestó que nadie pudo "acabar con Sandino, porque está en la sangre y en la conciencia de todo el pueblo de Nicaragua".
El escenario del homenaje fue la ciudad Ocotal, a unos 250 kilómetros al norte de Managua. Allí, Ortega estuvo acompañado por la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía para el Desarrollo y Bienestar Social, Rosario Murillo, funcionarios del gobierno y una delegación cubana que preside la ministra de Educación Ena Elsa Velásquez Cobiellas.
"Sandino batalló al frente de ese heróico Ejército defensor de la soberanía nacional donde se incorporaron hermanos combatientes de Honduras, Venezuela, República Dominicana, Colombia, Perú, México, El Salvador", relató el mandatario.
Asimismo, agregó que en la solidaridad internacional, "se desarrollaron redes de solidaridad con la lucha del General sandino", al tiempo que agregó que la lucha de Augusto César Sandino "con ese pequeño Ejército de campesinos, de hombres y mujeres, es una lucha admirada y reconocida en nuestro planeta, en toda la tierra".
Sandino fue asesinado el 21 de febrero de 1934 por Anastasio Somoza García, quien comenzó un gobierno dinástico que perduró hasta 1979, cuando triunfó la Revolución Popular Sandinista, encabezada por el Frente Sandinista.
No obstante, "los yanquis juraban que a Sandino le harían polvo en dos días", hecho que no se llevó a cabo, porque logró su meta de resistirse al intento de ocupación por parte de Estados Unidos (EE.UU.), que "fueron derrotados por el Ejército defensor de la soberanía nacional".
El mandatario continuó su relato al que agregó que para el mes de enero de 1932, "no le quedó a los yanquis más que retirarse de Nicaragua. Ya no aceptaban estar sufriendo bajas de nuestro país porque estaban cayendo los yanquis invasores" por el Ejército liderado por Sandino.
"Lo que le quedó a los yanquis fue irse, crear la Guardia Nacional (GN), poner al frente de la GN a oficiales yanquis y como jefe a Anastasio Somoza García", agregó el mandatario.
Para ese momento, Sandino había logrado uno de sus objetivos, expulsar a los intentos imperiales de invadir su país. Sin embargo, tenía la meta clara de lograr transformaciones sociales en favor de los campesinos, de los más pobres, por lo que "se quedó en plan de paz".
Desde ese momento, inició sus viajes a Managua para conversar con el presidente de turno, Juan Bautista Sacasa. Hace 75 años, un 21 de febrero, Sacasa había enviado una invitación a Sandino a una cena en La Loma (Palacio Presidencial).
"Un día como hoy (22 de febrero) en Managua hace 75 años sucedió que el presidente Sacasa, había invitado a Sandino a cenar a la Casa Presidencial. Sandino va confiado se reúne con el presidente, hablan de la paz y luego se despide", relató Ortega.
Luego de finalizado el encuentro, donde conversaron temas de paz, Augusto Sandino, que estaba acompañado por su padre, Gregorio Sandino, el escritor Sofonías Salvatierra y los generales Estrada y Umanzor, emprendieron el camino de regreso "y baja a la avenida central, lugar en el que salen los de Somoza, la Guardia creada por los yanquis y capturan a Sandino.
Después de ser detenidos por un mayor disfrazado, conocido como Delgadillo, Sandino, Estrada y Umanzor fueron llevados al monte La Calavera en el campo de Larreynaga. Allí, a la señal de Delgadillo, el batallón que custodiaba a los prisioneros abrió fuego matando a los tres generales.
"Los yanquis habían pronosticado que sus propios compañeros lo matarían por la espalda, pero no fue así sus compañeros le fueron fiel como ustedes lo han sido a esta revolución . Fueron los infiltrados, los que se vendieron y se sometieron a las órdenes de los extranjeros, de los invasores". apuntilló Ortega.
El mandatario nicaragüense destacó que hoy por hoy siguen existiendo "compatriotas que se venden a los intereses imperialistas, que se infiltran y se hacen pasar por revolucionarios pero son unos traidores a la patria, al pueblo y a la soberanía de Nicaragua" y exhortó al pueblo a estar atentos y no dejarse engañar por los que llamó falsos revolucionarios.

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