miércoles, 16 de septiembre de 2009

Hace 36 años asesinaron a Victor Jara musico revolucionario

La obra del creador revolucionario Víctor Jara, asesinado durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, aún llega al alma popular a 36 años de su muerte.
Icono irremplazable en todo el firmamento cultural y artístico, Jara es recordado como uno de los más importantes compositores chilenos.
Nacido el 28 de septiembre de 1932, Jara dedicó su vida a la música, el canto, a las artes escénicas. Pero además de artista fue un destacado militante del Partido Comunista de Chile, y fue miembro del comité central de las Juventudes Comunistas de esa nación suramericana hasta el momento de su asesinato.
Su canto fue silenciado luego del golpe de Estado contra Salvador Allende encabezado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973. Jara es llevado al centro de detenciones ubicado en el Estadio Nacional de Chile, donde también estuvo recluida la actual mandataria chilena, Michelle Bachelet.
Al momento de su detención, Jara se encontraba en la Universidad Técnica del Estado, su lugar de trabajo, donde cantaría en la inauguración de una exposición, desde la cual se dirigiría al país el presidente Allende.
Durante su estadía en el Estadio Nacional, el artista escribió un poema que sirvió de testimonio de la situación en la que estaban los prisioneros de ese centro de detenciones, el cual tituló Somos cinco mil.
El 10 de septiembre de 1973 recibió una invitación para la exposición “Por la vida. Contra el fascismo”, que debía inaugurarse al día siguiente en la Universidad Técnica. Allí tenía que intervenir Salvador Allende e iba a cantar Víctor Jara.
Pero el 11 de septiembre la exposición no se inauguró. Salvador Allende hizo aquel día su último llamamiento al pueblo y no en el Foro de la Universidad, sino en el palacio de La Moneda.
El nuevo comandante en jefe, general Pinochet, que en vísperas había jurado fidelidad al presidente Allende, encabezó el golpe. Fascista encubierto con la máscara constitucionalista, Pinochet dio orden de asediar el palacio de La Moneda.
En estas condiciones Allende no se creyó con derecho a llamar al pueblo inerme a la lucha.
Quería evitar un derramamiento inútil de sangre, pero decidió aceptar desigual combate en La Moneda. Sabía que con un puñado de los defensores del palacio no podría alcanzar la Victoria militar. Pero el presidente estaba convencido de que el combate que libraría defendiendo el mandato del pueblo, sería una Victoria moral y política de la Unidad Popular.
No quería ver derrotada la bandera de la revolución, sino dejarla bien alta. El mandatario del pueblo prefirió morir arma en mano antes que capitular frente a los fascistas, estaba seguro que su muerte no sería estéril.
“Ante los hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”
En medio de los cañonazos salió al aire la canción de Sergio Ortega "El pueblo unido", interpretada por Quilapayún.
Y ahora el pueblo
que se alza en la lucha
con voz de gigante
gritando: ¡Adelante!
¡El pueblo unido
jamás será vencido!
Víctor alcanzó a llegar a la Universidad cuando los militares golpistas ocupaban las posiciones claves en la capital. Por la noche la Universidad fue rodeada por soldados en carros blindados. Toda la noche estuvieron preparándose para el ataque como si tuvieran delante una fortaleza militar. Después del intenso cañoneo, los soldados irrumpieron en el edificio y emprendieron a culatazos con los estudiantes. A Víctor junto con otros estudiantes los obligaron a tenderse en el suelo boca abajo.
-Al que se mueva le vuelo la cabeza - gritaban los oficiales.
Allí estaba Víctor Jara, sentado en una silla de madera, extenuado, con rastros de azotes en la frente y las mejillas. De vez en cuando los guardias venían por él y se lo llevaban a no sé dónde.
En mayo del 2009, confesó el asesino de Victor Jara, léela en la pág.

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