sábado, 4 de febrero de 2012

LOS FEBREROS DE VENEZUELA



Los febreros de Venezuela
Freddy J. Melo
Cada febrero venezolano –mes marcado por la gesta de José Félix Ribas y sus jóvenes héroes, el Congreso de Angostura, los natalicios de Antonio José de Sucre y Ezequiel Zamora, y otras efemérides– nos lleva a conmemorar la instalación del Gobierno revolucionario (02/02/99) y la rebelión militar que a la postre le dio origen (04/02/92), tras producirse el reencuentro del pueblo civil con el armado y el encuentro de ambos con el líder surgido del singular hecho de armas. Singular porque, habiendo sido una derrota en cuanto al propósito inmediato, se transformó en breve tiempo en una victoria política de carácter histórico, al calor del “por ahora” de esperanza y la asunción de responsabilidad en un país huérfano de ella.


Esas fechas de signo jubiloso para tantos, aunque sensiblemente costosa la segunda, enlazan directamente así mismo con la luctuosa que se inició el 27/02/89, cuando los fusiles al servicio del régimen antipopular y proimperialista, hambreador, destruyeron por cientos, acaso por miles, la vida de hombres y mujeres inermes alzados en protesta, con lo que se restableció el “orden” oficial, pero al costo de que los fogonazos alumbraran a las masas la verdad.

Desde ese momento la capacidad alienadora de los medios, instituciones y políticos del sistema se fracturó y el pueblo en determinante mayoría adquirió conciencia súbita de su carácter de explotado y oprimido, primera condición para comenzar a ser dueño de sus decisiones. Tal hecho fue el catalizador de los acontecimientos que dieron al traste con la cuarta república, e inició para nosotros la memoria entrelazada y sin posible olvido de los tres febreros impactantes.

Es claro que esos acontecimientos son a su vez expresiones de las luchas populares generales. Triunfos, derrotas y dificultades han signado esas luchas, desde la resistencia gloriosa y al final victoriosa a los conquistadores hispanos, hasta el enfrentamiento de hoy con el imperio más poderoso, depredador y perverso de la historia. Un proceso multisecular que ha revelado ante los ojos del mundo la naturaleza heroica de los patriotas venezolanos de ayer y de siempre y la prodigalidad con que destacan de sus filas conductores de pueblos y libertadores.

Ahora está concluyendo el segundo sexenio del Gobierno bolivariano y se inician los preparativos para entrar en el tercero, destinado a un avance en profundidad en el proceso de creación de la nueva sociedad que marcha rumbo al socialismo del siglo XXI. La gran misión 7 de octubre será la llave para esa entrada.

La vibrante fiesta popular que rememorará los triunfos ligados a estas fechas de febrero –especialmente la del vigésimo aniversario de ese 4 que marcó un giro histórico–, con multitudes en plazas y parques del Interior y el gran espacio de Los Próceres desbordado, confirmará la significación del objetivo para el pueblo, y su disposición a seguir dedicando el máximo de esfuerzo para conquistarlo.

La democracia participativa y protagónica, vía del poder popular, abroquelada constitucionalmente y abriéndose paso bajo la guía de un líder de excepción; las misiones destinadas a proveer los músculos de ese poder, con el conocimiento, la salud, el trabajo, la alimentación, la vivienda, la identidad, la cultura, la moral y otros componentes de una vida digna, basada en un ejercicio social de solidaridad, igualdad, libertad y amor; la acción fraterna dirigida a la integración del continente para cristalizar el inmortal sueño de Bolívar de una patria grande y soberana, inmune a la perversidad de los imperios; la comprensión de que para la realización de esos logros es necesario consolidar la tríada de unidad, organización y conciencia, y ahora mismo bregar con redobladas fuerzas por preservar al frente de la nación el liderazgo firme y lúcido del presidente Chávez, todo eso estará en las consignas, volantes, pancartas y pendones, trabajo cara a cara y emoción y entusiasmo de los hombres y mujeres que materializarán la victoria.

Mujeres y hombres que tienen ahora en sus manos por vez primera la potestad de organizarse y prepararse para resolver sus problemas y renovar la vida, por lo que no permitirán la vuelta de las oscuras golondrinas en busca de reconvertir a Venezuela en pasto de las minorías oligárquicas, zona de exclusión de la inmensa mayoría y neocolonia del imperialismo yanqui.


La decisión es ¡vade retro al pasado cuartarrepublicano, sí al presente y al futuro promisor!

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